
No debe sorprendernos que la Pucp se encuentre adelante, dado que esto es producto de un trabajo sostenido. Digamos, es el resultado de un proceso histórico breve pero fundamental.
Veo en un grupo de debate y difusión de eventos académicos de San Marcos un mensaje de un amigo preocupado por el hecho que la Pucp figure como una universidad mejor posicionada que San Marcos en diferentes rankings; así por ejemplo, tenemos el Top Pacto Andino, donde la Pucp sale segunda y la UNMSM en el puesto ocho. Luego el Top Latinoamericano nos encontramos en el puesto 35 frente al lugar 22 que ocupa La Católica y finalmente el Top Mundial.
Al respecto debo decir que si la Pucp es un referente de universidad se debe principalmente a un proyecto donde el nombre de Felipe Mac Gregor es fundamental para explicarlo. En este post me concentraré en la Facultad de Derecho de la Pucp, donde este personaje gestó una reforma cuyos antecedentes nos remontan a la década de los 60 del siglo pasado (1960-1970). Como rector de La Católica, cargo que ocupó por 14 años (1963-1977), el padre Mac Gregor lideró una "reforma profunda" de la enseñanza del derecho. Buscaba reorientar esta profesión hacia cuestiones más sociales, donde la calidad académica era la esencia de la carrera. Para lograrlo necesitaba formar un núcleo generacional conformado por los mejores estudiantes y docentes. Fue así que el religioso propuso como decano a Jorge Avendaño de la Facultad de Derecho, quien a sus 31 años ya era Doctor. Luego vinieron los Wisconsin Boys, grupo de profesores de La Católica que cursaron estudios específicos en la Universidad de Wisconsin, cuya misión era concretar la añorada "reforma de fondo". Esta era la estrategia que efectivamente desplegaron Mac Gregor y Avendaño gracias a un convenio con esta universidad norteamericana. Esos fueron los años sesenta.
Han pasado más de 40 años y muchos consideran que este movimiento fracasó. Jorge Avendaño, ahora es un reconocido abogado de mediáticos personajes como Felipe Tudela y Claudio Pizarro. Fue parte del Tribunal Arbitral que fijo el monto de 20 millones de soles para Baruch Ivcher por concepto de indemnización, dinero que debía pagar el Estado. Por otro lado, Avendaño también es consultor legal de Yanacocha, entre otras importantes empresas, lo que lo hace un abogado peso pesado. No por gusto es considerado como el abogado más poderoso del país según la encuesta del poder 2007 de Apoyo, estrado que ocupa desde hace varios años.
¿Qué pasó con Mac Gregor, ex rector de La Católica? Falleció en el 2004, después de una vida comprometida. Ahora Felipe Mac Gregor es el nombre de aquel edificio imponente que observa a todo aquel y aquella que transita por la entrada principal de la Pontificia Universidad Catolica del Perú. Construcción que se puede ver desde la avenida La Marina y que por ello, alguna autoridad de esta universidad ha deslizado la idea de colgar una figura (como una estrella o las iniciales "PUCP") en la cima del edificio para apreciar mejor la nueva torre.
Al margen de lo antes mencionado, nadie puede negar el gran impacto académico que tuvo este núcleo reformador en la Facultad de Derecho de la Pucp. Conformaron los Wisconsin Boys Luis Pássara (del Informe Pásara), Jorge Santistevan (ex-Defensor del Pueblo), Eduardo Ferrero Costa, Javier de Belaunde, Fernando de Trazegnies, Felipe Osterling, entre otros, cuyos nombres son referencias en lo que respecta al Derecho como profesión en el país. No es en vano que Avedaño se atreva a decir, con todas su letras: "Tenemos (por la Pucp) la primera Facultad de Derecho del Perú"

¿Que pasaba por esa época en San Marcos?
Para explicar los años sesenta, tenemos que irnos un poco más atrás. Eran los años cincuenta (1950), cuando una movimiento de intelectuales de izquierda se gestaba en la Facultad de Letras de San Marcos, con Aníbal Quijano a la cabeza (cuando aún era estudiante). Era la época del joven y comunista Vargas Llosa, del Julio Cotler de pre grado, del Odría y su dictadura militar.
Fue recién a principios de la década del 60, cuando el Apra todavía tenía el control de la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM), que la izquierda toma protagonismo político en San Marcos. Entonces los apristas defendían su espacio usando la fuerza bruta. No es broma, los archivos están ahí, los "compañeros" eran unos salvajes que defendía con palos y fierros lo que no podían defender con ideas (recuerdo que mi padre me decía que "eran unos delincuentes que no eran de entender ideas"). La disputa terminó con la expulsión de los apristas de la universidad y el ascenso de los izquierdistas al control de la FUSM, organización que en esa época era políticamente muy importante e imponente.
Fue recién a principios de la década del 60, cuando el Apra todavía tenía el control de la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM), que la izquierda toma protagonismo político en San Marcos. Entonces los apristas defendían su espacio usando la fuerza bruta. No es broma, los archivos están ahí, los "compañeros" eran unos salvajes que defendía con palos y fierros lo que no podían defender con ideas (recuerdo que mi padre me decía que "eran unos delincuentes que no eran de entender ideas"). La disputa terminó con la expulsión de los apristas de la universidad y el ascenso de los izquierdistas al control de la FUSM, organización que en esa época era políticamente muy importante e imponente.
Considerando que el movimiento de intelectuales de izquierda surgido en los años anteriores (1945 aprox.) posteriormente va cristalizándose, podemos decir que el control de la FUSM por estudiantes de izquierdista cayó de madura. ¿Adivinan quién fue el primer estudiante de izquierda en ser presidente de la FUSM? Pues fue Max Hernández. Sí, Max Hernández, el actual secretario general del Acuerdo Nacional. Era una época en que ser izquierdista sonaba a: "he leído mucho, he visto la injusticia y estoy dispuesto a defender mis ideas con argumentos y si es preciso, en las calles". Lamentablemente, esa misma palabra hoy suena más a balbuceo de achorado o a berrinche de clasemediero posero, según sea el caso, debido a la mediocridad y el figuretismo de muchos jóvenes que se meten en política. Pero este tema lo dejo para otro post. Al finalizar los años sesenta, Patria Roja toma el control de la FUSM, una fuerza de izquierda menos intelectual y más dogmática, digamos "mediocre". Con ello vino la época del marxismo de manual que se expandió por todo el país. Paralelamente se inició la masificación de las universidades públicas. Aumenta el número de estudiantes universitarios en forma agresiva. La historia ya es conocida: La crisis del sistema universitario.
Volviendo al tema, Era una época en que San Marcos era más politizada que la Pucp (¿Cuando no ha sido así?). Pero ello no significa que no existan elementos que podamos comparar. Hay diferencias y similitudes que considerar que explican en la actualidad por qué Jorge Avendaño dice, muy seguro él, "Que la Facultad de Derecho de la Pucp es la primera del país". Hechos a tomar en cuenta cuando nos enfrentamos a los Ranking de Universidades donde La Católica viene sobresaliendo en comparación con San Marcos. Y es que debemos entender que esto es producto de un proceso histórico donde la actividad política no esta ausente en ningún caso aunque a simple vista parezca que es así. No faltan las explicaciones simplistas que escucho a menudo y se resumen en: "Hacer política a la larga es perjudicial", "Es mejor que los estudiantes no hagan política en las universidades" e incluso "Debería prohibirse hacer política y fomentar más actividades académicas".
Cuando comparamos lo que sucedió en San Marcos y en la Pucp en la misma década, vemos que las diferencias saltan a la vista. La primera era un espacio estudiantil muy politizado donde la calidad decae no por la actividad política sino porque el control de la universidad lo toma un grupo sin un proyecto universitario (como el de Mac Gregor) sino más interesado en la revolución en un primer momento y luego en la perpetuación del poder a secas. Aquí la "revisión" del marxismo y la falta de vocación académica fueron fundamentales para mermar la calidad de la enseñanza universitaria. Los grupos que controlaban la universidad colocaban docentes desde la lógica de la prebenda política. Profesores "clientes" que con el transcurso del tiempo formaron "redes sociales" que les cerraban el acceso a los buenos docentes. Sólo los catedráticos más atrevidos y astutos rompían la telaraña de la mediocridad y terminaban dictando a estudiantes matriculados y libres.
¿Qué se parece esto con lo que ocurrió en la Pucp? Pues en La Católica también se hizo política, sólo que tomó otra forma y fue producto de un proyecto universitario de largo plazo. La reforma promovida por Felipe Mac Gregor fue un proyecto político que para hacerse realidad requería hacer alianzas y enfrentarse a los conservadores (que siempre existen en toda reforma o revolución). Tarea que implica no sólo identificar aliados entre los docentes y estudiantes sino también saber dónde están y quiénes son tus enemigos para ir restándoles poder. Diplomacia, argumentos, fondos, cuadros, espionaje, tratos por encima y por debajo de la mesa son elementos que hay que saber desplegar y combinar en la lucha por el poder. También se requirió formar una red social para respaldar a los Wisconsin Boys. Todos estos elementos estaban en aquella época en San Marcos (y hasta hoy en día) con la diferencia que el "conservar el poder como sea" fue el proyecto político de los grupos que controlaban la universidad.
Por ello, debemos entender que en San Marcos es el pragmatismo vestido de rojo que intenta desterrar la vocación académica y el espíritu crítico de la universidad. Existen docentes muy buenos que se resisten haciendo política. Es haciendo política que se puede lograr un aumento en los presupuestos de las universidades públicas, salarios competitivos para los docentes y por ende, reformar el sistema de la educación superior. No es pues la actividad política en sí misma la que hace daño a una universidad sino la falta de proyectos a largo plazo y el divorcio con el academicismo y el espíritu crítico lo que marca la diferencia entre lo que viene sucediendo, desde ya hace varias décadas, en San Marcos y en la Pucp.